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28/7/18

Prueba y olor



¿En cinco años seguirá existiendo esta plataforma?

Me hago esta pregunta basado en el tiempo de vida del blog pronto a vestir un traje de quinceañera hecho con gasa blanca mortajada. Cuando lo empecé no tenía expectativas, lo hacía por inmediatez. Hoy ya no me encuentro en esa situación y por eso ahora pienso que lo que estoy escribiendo podría tener un tiempo de vida útil comparable al de una reseña para TripAdvisor. 

¿Considero más trascendente lo que escribo ahora que cualquier crítica de un usuario random de TripAdvisor?

No. Ambas plataformas pueden caerse, perder sentido antes o después sin importar ni sus usuarios ni sus contenidos, pero las fusiono porque pensé en quienes no les gusta comer. A esas personas tampoco les disgusta comer. Es una actividad sin goce, una necesidad vital y fisiológica asociada al refrán productivo y salubre que imperativamente indica: “Comer para vivir, no vivir para comer”. Me lo remarcaron toda mi vida como si se tratase de una jornada laboral en relación de dependencia en el que por medio de un contrato, queda pautada la entrega de energía y creatividad por un tiempo determinado a un cierto patroncito para que pueda edificarse un jardín inundado de faisanes y pavos reales. 

Muchos años atrás en un texto me proclamé sibarita y no voy a cuestionarlo ahora. El goce que me provoca comer está entre los más elevados y eso me sitúa sobre la muestra colectiva los “Olores de la memoria colectiva” de Cecilia Catalin. 

El olfato está totalmente ligado al disfrute de una comida: primero olfateo, después me llevo esa sensación al paladar. El olor condiciona la valoración de esa comida en un escalón básico, primitivo y esencial. El olfato dialoga antes con la comida y después la desintegra hasta aprobarla y darle pase libre al esófago. 

Catalin trabaja desde la cocina de un químico y sintetiza esencias y aromas que seguramente podrían ser narrados con gran calidad por Miss Tacuarembó o Jean-Baptiste Grenouille. Su colección en el sótano es un inventario de olores que recorren el pasaje “entre las connotaciones colectivas y las memorias íntimas; entre los olores concretos y los olores abstractos”. Un muestrario de boticario que exalta la capacidad olfativa y pone a prueba la distancia que te separa de olores -agradables, insignificantes, desagrables, pasajeros- consensuados. La nariz repleta y satisfecha, afectada por olores y definiciones.

13/5/15

Actitud!!!



Resulta saludable volver sobre un tema que Martín Sastre planteó con humor y algún grado de funcionalidad, en apariencia, años atrás. "Adopte un Artista Latino", una red de trata de artistas menos precarizada, menos elegante que el mecenazgo. Un poco el debate sobre la cuestión regresa con este libro, un "Manual para artistas emergentes", tras preguntarse:

¿Qué es ser Artista Emergente?
¿Cómo y cuándo comencé a serlo?
¿Cómo entro al carrusel Galería, Bienal, Museo, Galería, Bienal, Museo?
¿Qué es el derecho de piso y cuánto cuesta?
¿Hasta dónde debo intimar con un coleccionista?
¿Puedo tener pareja y ser artista de éxito mundial?
¿Esa curadora tan famosa es en realidad agente de la CIA?
¿Puedo ser parte del Lobby Gay siendo heterosexual?
¿De qué debo Emerger?







14/4/15

She's bad

Hace mucho que no veía una composición visual y argumentativa tan bien lograda como en el video del francés Juan de Guillebon (a.k.a. DyE) del tema "She's bad".



29/9/14

Curadurías

Agradezco lo involuntario de este acontecimiento. 

La semana pasada hice mi primer trabajo de curador al exponer en una vitrina para un stand una serie de objetos inanimados: diarios, folletos y volantes. Me hace cosquillas la emoción cuando veo que sigue estando en el pasillo, oculto en un rincón con algunas de las obras caídas. Otras permanecen de pie, como una corte en pose para un retrato que jamás tendrá ocasión. 

Una distinción, un reconocimiento al trabajo. 







10/3/14

My way killings at karaoke



Sí, hola. ¿Qué tal?
Paso a contarles.

Es así, en dos pasos, dos cosas.

Resumo la primera que resulta ser la más obvia.
Llevo muchos años deseando realizar un disco karaoke pero como no toda consigna lleva a la obviedad que sugiere, los años pasaron hasta que con Mar decidimos emprender este proyecto unidos por la necesidad de seleccionar una lista de canciones (bajo un arduo criterio) y cantarlas con el mejor sistema de karaoke para pc. 


Así fue que reunidos durante frías, tibias y cálidas noches en el cuartito de Bedoya, cantamos a dúo a merced de la prueba y el error como sello; la espontaneidad como aval y crédito. Así concebimos una lista de temas que creemos inspiradores, o en su defecto, cantables. 

La otra cosa, la segunda, es lo que descubrimos a partir de este emprendimiento, en el cual fuimos indagando acerca del fanatismo que despierta el karaoke como fenómeno en Asia. 

Al parecer, en Filipinas además de utilizarse los KTV -sitios de karaoke- como fachada para practicar la prostitución, también hay episodios de violencia inusual, cual barrabrava futbolístico, durante la performance de ciertas canciones, siendo "My way" de Frank Sinatra, el tema por excelencia con mayor cantidad de víctimas. 

Terrible, ¿no?


Por eso y el punto anterior, decidimos hacer este disco. Buscamos hacer un aporte a la cultura del karaoke y rendirle nuestra devoción y quizás atraer mecenas -o diezmos ahora que el catolicismo está en voga (de) para muchos- que cubran los gastos y daños de los familiares de las víctimas de la actividad karaoke en Filipinas. 

Retomando consignas, dejemos en claro qué pasó.

Hay un disco y se llama "My way killings at karaoke" que pueden escuchar desde el click a su título previamente escrito o acá abajo, donde les resulte más cómodo. También hay un fenómeno y como no se puede dejar pasar por alto, tras una larga e intensa búsqueda a través de contactos en Filipinas y por medio de diversas organizaciones internacionales, pudimos dar con el cantante / agitador cultural / activista / caudillo fuera de sus Pampas y virtuoso de esa tierra. 


Su nombre es Boyet Vasquez y acá su video para que lo conozcan mejor. Aquellos que tengan Facebook y/o Twitter, pueden darse el placer de seguirlo a través de las redes sociales. 

Eso es todo, gurises. 


31/8/13

Profetas pesados


El miércoles 28 de este mes inauguró "Profecías pasadas" en Pasaje 17. Curada por Celina Marco, es la intervención del baño de mujeres de la galería. Los textos se basan en una selección de diferentes series de fotografías de Anatole (Rodrigo Salvador). El día de la inauguración Claudio Bidegain hizo una performance sobre la muestra llamada "Transmutación del recuerdo". 



Un panorama de lo intervenido.

Profecías pasadas





En aquellas primeras décadas la música solía estar acompañada por infantes. 
Vestían mamelucos bermellón, los peinaban con raya al medio inmaculada.
Repetían siempre un mismo paso coreográfico, 
luego se quedaban quietos amontonados en un rincón.

Una señora de inmensa y exuberante cabellera pasaba a retirarlos,
los metía uno a uno en una bolsa de consorcio para la congoja y decepción del público.

Ese recuerdo inauguró mis primeras tristezas,
el mismo tenor violento de los cascotes que emergían del techo de la casa de mis padres.
Corría cuán rápido me permitieran mis piernas para esquivarlos al cruzar el living 
hasta alcanzar mi habitación evitando los trazos de sangre 
aquellos que decoraran aleatoriamente mi espalda.

Mientras una cuadrilla pavimenta mi calle
repaso entre cada interrupción de la obra,
entre cada pasaje de silencio -respiro, también-,
mi cuaderno de apuntes con mis primeras tristezas.
  
Cubiertos de olor a hidrocarburos 
se propagan y expanden por mis sábanas
cubriendo mis manos de viscosidad. 
Mis dedos se aventuran en páginas en blanco
intentando apresurarse a adelantar un futuro lleno de grietas,
tapizado por una mezcla de hormigón caliente, 
tejido por la flota proletaria del ruido,
de las máquinas insolentes.

Bajo capas de asfalto resisten los baños portuarios primitivos 
donde mis noches de desvelo me llevaban a ciertos parajes estivales. 
Invitaba a marineros y pescadores por igual, 
entre copas que trastabillan y caen junto a la saliva indescifrable y los insultos copiosos,
para que se prestaran a explorar mi cuerpo vuelto residuo cívico, 
materia de testimonios orales distorsionados en cada nueva narración.

Me atraviesa el aviso profético del alemán de Camelle: 
“En mi sueño, el alquitrán entra en mí, se me pega en los huesos. 
Lo siento por todo el cuerpo. Seguirá llegando alquitrán hasta que no quede alquitrán en el mar, y cuando ya no llegue alquitrán, vendrá una ballena negra, muerta. 
Entonces la enterraré y todo habrá acabado para mí. Diré adiós”. 

Siento la nostálgica desaparición del mundo de Manfred Gnädinger y luego, años después, de su obra escultural, destrozada por un temporal que decidió llevarse toda su creación junto a la marea baja que deja su marca de sal y los recuerdos una ceniza.




1. Anatomía de una guerrera

Releo algunas anécdotas y siento el peso lejano de una angustia
que se traduce en otras, infinitas e incesantes mientras mi mente las embate.
Un yelmo pelado, repleto de heridas de disturbios ancestrales
que dejaron desnudo un heraldo con su soberana imagen
devenida criatura grotesca e incomprensible.
Una cota de malla deshilachada y empetrolada
con inscripciones adosadas aún visibles:

"En un campo de plata, un oso rampante de sable (negro) armado y linguado de gules (rojo). 
Al timbre, una corona de oro decorada con ocho florones del mismo metal, vistos cinco".   



El agua lavará tus pies pero jamás saciará tu sed. 





2. Maqueta de un cumpleaños
La memoria de las páginas -es prudente mencionarlo- pierden sentido
a medida que el asfalto se extiende y el atardecer está signado por la demora. 
El desvelo diurno se regocija en la exhibición obscena de situaciones,
nombres, apellidos, direcciones y un conjunto de coordenadas 
que estallan la cartografía de mi organismo. 
Intento escuchar esa vieja música de cumpleaños
que ponían mis tías en el cassette azul.
Veo las caras del grupo de niños repitiendo los pasos de baile
fosilizándose a cada segundo en un extremo de la casa. 
La señora atraviesa mis recuerdos subida a una topadora, 
empujando bolsas de consorcio desbordadas junto a mis memorias
traducidas en escombros y pedazos de tierra. 


 ¡Líbrate de tu raíces materiales, húndete en las aguas de Walden!


Instrucciones para el papel higiénico:

Pergamino económico para utilizar con descuidada moderación.
Reúna una cantidad significativa de recuerdos.
Si acaso encontrara su primera tristeza, triturarla en el papel bajo algún signo de escritura.
Retire su contenido memorial del recipiente.
Haga un bollo con el mismo durante unos segundos. 
Vuélquelo en el interior del inodoro.
No olvide presionar la cadena al despedirlo. 


Y algunos consejos escritos en los zócalos:

El silencio de las voces oficia como carril para recuerdos asfixiantes.

Todo atardecer es desamparo, refugio para un pasado temeroso.
Ansioso de cuerpos, sediento de tristezas. 


Finalmente, algunas fotos y un video de la performance de Claudio Bidegain que le dio cuerpo y voz a la dispersión de palabras e imágenes.





20/5/13

Plantando el cemento

Estimados mutantes de todas las variedades,


tengo el agrado de presentarles "Plantando el cemento", un trabajo hecho en conjunto con Mar durante estos meses.

Pueden descargarlo a través de este mismo Scribd en PDF o leerlo on-line en este blog o por acá.

Que lo disfruten y como último deseo respecto a este trabajo, que de aquí en más se expanda como hierba salvaje.

3/12/12

Nosotros estamos debajo de la pasta azul


Mañana, ayer y hoy: 

la pasta azul del cielo 
despejado de águilas guerreras,
la densidad –y en exceso, intensidad- del calor con su particular olor 
bajo la sombra de las plantas y algunas brutas crudas sensaciones; 
la electricidad induciendo la sinapsis sentimental que se propaga viralmente por el interior, 
un exilio hacia la bomba sanguínea, 
los poros seborreicos de la piel y la emoción fálica en tono blow up. 

Es cierto, como decía aquel libro para niños en Liberarte. 

1…2…3… ¡Mar! 

Chapuzón de clavadista explorador sin escafandra, 
sin oxígeno
medio desnudo y con la lógica del impulso, 
apretando las tiras de las antiparras quebradas mirando fijo, sin vacilar. 

Directo a su corazón puro 
rodeado de corales turquesa 
libres de agentes contaminantes, 

ojos sinceros, 
cálidos 
que se reproducen en millones de arañitas observadoras e inquietantes. 

Me invitan a dejar de pensar un poco, 
considerar la opción de entregarme manso a las aguas,
me limpien o enchastren de sustancias deliciosas. 

Sus manos sobre las piernas levantadas, despatarradas por todas las sillas 
y alguna observación precisa con humor y el filo del facón oxidado del gaucho Rivero. 

Discretamente me tapa mientras mi pierna derecha se extiende por fuera de la sábana. 
Me da el beso de buenas noches que se combina con el de buenos días. 
Juntos pensamos y decidimos creer en los hechos inusuales. Simplemente que sucede, sin dudas. Nos arrastra. Después te pasan cosas re lindas. Te enamorás. Cosas de ese tipo.

Como cuando dicen que el mar te chupa. No te das cuenta mientras tratás de sortear la mejor ola,
la más desafiante. Después te recuperás del golpe y ves que estás en lo más profundo. Pero te quedás sin miedo, sin angustia, liviano. Sabés que te acompaña una tonina, después te parece que es una sirenita. Después entendés algo más. 

Estás en la profundidad de un mar que va a insistir en que nades hasta transformarte en líquido. 

30/10/12

Gallinas voladoras



Existen algunas de variadísimos matices de colores, y su tamaño oscilan desde un poco más grande que un canario hasta otras que alcanzan el de un gallo de riña
Los hábitos de nuestra montera son similares al del resto de sus hermanas de especie; por un lado son monógamas, es decir que esencialmente eligen a su pareja en forma definitiva y por otra la construcción del nido la realizan precariamente.
La postura en la mayoría de estas aves es de dos huevos blancos, pero un limitado número de ellas los pone de color tostado o crema.
A diferencia de otras aves, las palomas monteras hacen la incubación cambiada: de noche la hembra y de día el macho. Cuando toca el cambio, el macho arrulla y gira sobre el mismo lugar. Por lo general lo hacen dos veces al día, al amanecer y al caer la noche.

Esta primavera, además de la sorpresa de contar con un panal enorme de abejas asomando sobre el jazmín, descubrimos el sábado un nido y sobre él, una paloma montera macho incubando. 

Hace semanas rondaban por el jardín desde diferentes ubicaciones. El alerta mayor sobre su posible anidamiento fue las veces que sorprendí a la pareja tomando restos de maderas del pasto, o el ruido ensordecedor del aleteo chocando contra la robustez de la glicina. En la noche ese sonido podía potenciarse como para suponer la llegada de un vampiro desde algún espacio del cielo hasta tomar su aparecia humana en la tierra.

Una hermosa bienvenida a las palomas monteras y su descendencia en Espora, donde ya salieron volando pequeñas torcazas y zorzales entre otras aves con las que compartí el hogar en primaveras y veranos anteriores. 



7/5/12

El devenir del futuro


Amo los inventos, los inventores pero por sobre todas las cosas, amo a los grandes inventores con grandes inventos que resultan un fiasco total en la escala Arlt, o por ejemplo, el caso Franz Reichelt y sus diseños innovadores que lo llevarían a la muerte, tal como lo registra este video:



Y gracias a este sitio inglés tenés la chance de ver miles más, como la bañera voladora e invenciones estrafalarias de todo tipo:


30/1/12

Confesionario musical


Confesionario, pero sin la presencia de Jorginho Rial, ni la de Cecilia Szperling ni párrocos de ningún tipo. A modo de agasajo, un banquete a compartir. 

La experiencia de libertad creativa entre un grupo estimado de diez personas es un acto de comulgación mínimamente exquisito. Exquisito y raramente acontecido en mi vivencia; quizás lo mismo suceda para otros. Me resulta muy significativo en este caso poder compartir dicha experiencia ahora. 

Cuando me refiero a libertad, es algo que afecta a cada partícula. Se prende como garrapata a los poros y se manifiesta en total plenitud como un estallido orgánico y espiritual. Como si volaran de repente Las Vegas dentro de un envase utilizado para esferas de nieve.

Hace unos meses -con entusiasmo, recaudo y sobre todo inquietud- empecé un taller/laboratorio/playroom de experimentación sonora que daba una colorida presentación de temario. Gratuito, inicial, prueba piloto. Todas las características definidas como experimentales e innovadoras dadas por defecto como carta de presentación. Además, gestado y coordinado por dos de los integrantes de un grupo experimental al cual sólo había escuchado por la web pero cuyo nombre generaba entre mis contactos respeto. “A los gauchos psicomísticos del miasma”

Me sentí agradecido por la admisión habiendo un cupo limitado y reconociendo mis limitaciones como músico, sumado que era un desconocido para los profesores. Emocionado, desde el momento de completar la ficha de inscripción, poseedora de un grado atractivo de composición. Amistosa pero más filosa que una primera entrevista con un terapeuta. 

Me siento agradecido, nunca mejor expresado en su literalidad, respecto a la sensación de bienvenido para formar parte del inicio y desarrollo del taller. Primero, al poner a prueba mi voluntad y constancia; no recaer en estados abandónicos que acompañaron casi todas las actividades que emprendí. Segundo, por sostener aún terminado el taller la experiencia y poder seguir disfrutándola. 

Un breve paréntesis. 

Nunca hice uno de los ejercicios de base que pedía el taller. Un compilado en CD. Retomando algún análisis retrospectivo de mi relación con la música, daba como ejemplo mis primeros cds, allá por 1994 en Foz do Iguaçu. “Dangerous”, de Michael Jackson, y “Acid eaters” de The Ramones. Esa combinación es parte de lo amplio, relajado pero selectivo que siempre fui con la música. Como hablé alguna vez con mi amiga Irupé, existe obviamente una relación con cierta música a nivel corporal, en otros casos más intelectual y en otros puramente espiritual o intuitiva. O puramente experimental, para crear desde el estado más puro y despojado, con el cuerpo y alma en acción.

Cierro el paréntesis, le pego una patada y me quedo con lo intuitivo, que forma parte de mi búsqueda en todos los aspectos de la vida, sin poder omitir la gran porción de raciocinio que me domina. Eso había comprendido muy bien Hernán Hayet, el único profesor de música al que fui a los 18 años para aprender a tocar el bajo. También entendió y siguió mi simpatía por tocar algo diferente, salirme de lo convencional. Y finalmente también entendió que en un momento me había aburrido de las clases y mi dispersión era muy alta.

La vocación musical siempre fue entre mis actividades, la que tenía más técnica, burocracia y obstáculos para implementar en forma práctica, por ello en la secundaria la tomé por el lado de cantar en varios grupos, o en realidad casi siempre el mismo pero bajo diferentes nombres y leves cambios de formación, pero casi siempre acompañado del hermano Fran. Después de mi primer instrumento –que no fue un bajo tal como había pedido sino una guitarra eléctrica porque el vendedor sugirió que iba a ser mejor para aprender y tocar solo- intenté tomar la iniciativa. El bajo para mí significaba groove, sexo, bajo perfil. Ideal. No quería el narcisismo molesto de la guitarra. Buscaba el núcleo del soul y durante un año, en paralelo con mis clases de bajo, en “La suma debilidad” me relacioné ampliamente y crecí a través de la ejecución del bajo como tal, ensayando una vez por semana, tocando en vivo y haciendo todo lo que hace una banda medianamente convencional, aunque ésta tampoco realmente lo fuera del todo. Pero ese es otro tema, otra canción, otro tópico. Una anécdota cariñosa levemente tétrica.

Dejé el bajo, lentamente. Colmado de polvo y roña. Nunca me acostumbré ni me encariñé de lleno con mi bajo actual siendo el previo del mismo luthier pero de cuatro cuerdas, otro formato, otra madera, otro color. Ese murió despedazado en un trágico acto de arrebato de rabia por parte de mi padre. Creo que el duelo material forma parte del rechazo. Y lo dejé en reposo, descansando verticalmente durante una década.

Hace unos meses volví a tocarlo por sugerencia de un amigo o ex amigo, Matías, de Good time for Dynacom. Quería un bajista y siempre hablamos de hacer música juntos, así que me invitó a probarme a su banda pero obviamente no estaba a altura de la circunstancia ni necesidad musical de ellos, por más simple que fueran de tocar todos sus temas.

La mencionada década –marcada entre 2001 y parte de 2011- me dejó aspectos de creación sonora más que musical. Un disco llamado “Ríos”, hecho con micrófono de pc, bases de Fruity loops y samplers de todo tipo; concebido en la oscuridad de algunas semanas de 2002/2003. Luego de eso un curso de edición musical, la posibilidad de una banda electrónica usando sintetizadores virtuales elaborados por nosotros mismos, emulando un Kraftwerk de Constitución. Abandonado. Retomé con “Pétalo de otoño”, lo más experimental que debo haber hecho donde recurrí a una guitarra criolla, cáscaras de una planta, didjeridoo, voz y flema. Escupir todo mi interior dentro de un cuarto. Escupiendo y vomitando sobre mí y toda la amplitud espacial de esa pieza que fue mi refugio del mundo exterior por unos meses. Todo eso, grabado con el micrófono de un reproductor mp3 en 2006.

Entonces,
¿qué confieso?

Confieso sintéticamente un camino buscado y el goce obtenido tras encaminar mi creación musical a través de lo experimental, no siendo este concepto el que más atractivo me generara a la hora de escucharlo pero logra convocar todo tipo de inquietudes gestarlo. Confieso que encontré un bosquejo de oasis poblado por personas diversas, heterogéneas en sus búsquedas y en su formación (musical y no musical). Un sistema de señas. Un espacio que considerado –o contemplado- desde afuera, me hubiera resultado inaccesible encontrar y permanecer.

Aprender sobre eso y relacionarse desde lo creativo, a veces estrictamente. Sentir esa posibilidad de compartir/se, la idea de ¡No hay banda! ni se sigue una pauta como tal en su concepción ni en su grado de vivencia; sí respecto al grado de compromiso como proyecto. Un punto justo de equilibrio, ese matiz gris tan sinuoso a la hora de atraparlo para los extremistas crónicos.

Entonces, como decía, confieso sentirme lleno de alegría y sentimientos positivos, alojado en un estado de gracia inmenso tocando en ensayos masivos o de grandes ausencias –incluso la propia- o en vivo, ante el bravo calor de las luces y los aires tropicales deformes. En ese sentido, me permito seguir descubriendo, si bien insisto en mi ineptitud musical acrecentada por falta de práctica. Me vuelco con una ejecución económica a compartir y desarrollar una idea colectiva coordinada y ciertamente, muy afortunada. Eso es parte de lo que ofrece NoiseLab Kabinett, o cual sea su nombre tan mutable como su formación; es parte de una idea de libertad a desarrollar. En el sonido, en la vida.

Un hallazgo, como dije antes. Un oasis cuando las inquietudes nunca daban con el espacio para largarse a nadar desnudas en la pelopincho, a la vista de todos los vecinos, maestros, profesores y familiares de mirada severa y criteriosa. Eso, básicamente, es mi sensación de sinestesia provocada por el taller/grupo humanoide/comunión sonora.

19/1/12

¡Habemus CD!




Con el taller/laboratorio de experimentación sonora que estoy haciendo junto con otras mentes y culos inquietos, luego de meses de sesiones grabadas y ediciones de las mismas, decidimos lanzar un disco. Ya tocamos el 6 de enero en el Centro Cultural San Martín y el 28 de enero tocamos en el Centro Cultural Matienzo. Tendrán novedades pronto de eso pero de momento me aboco al disco -que pueden bajar y/o escucharlo gratis ACÁ- y paso la info del mismo:


Orquesta Rizomática del Noiselab Kabinett integrada por:

Alan Serué: violín (melódico armónico)
Dionisio Pérez: violín (atonal cósmico)
Diego Lambertucci: violín (eléctrico procesado)
Vanesa Iris Chaim: trompeta, radio am y walkman alterado
Zigo Rayopineal: theremin, kaos pad, soundscapes y stylophone
Pablo Séspedes: calimba amplificada y piezoeléctricos varios
Facundo Rivarola: gaita, circuit bending y diy gadgets
Guido Flichman: guitarra, loops y electrónica
Tomás Tow: guitarra procesada y artillería lúdica
Andrés Figueroa: guitarra (técnica extendida)
Fernando Ghersini: bajo preparado y ruidismo
Pablo Paz: guitarra preamp, armónicos y poéticas de thailandia
Gonzalo Ruiz: motorik bass y homemade oscilator
Débora Gotlib: la voz, los coros y el cuerpo
Dafne Narváez: xilofón, metalofón, percusión y video
Juan Martín García: cajón, objetos y visuales en vivo
Florencia Firvida: didjeridoo e intervenciones performáticas
Luciano Colman: percusión con objetos de la naturaleza
Martín Simonovich: percusión con objetos de la vida cotidiana
Santiago Doljanin: concepto e instrumentos de su propia factoría
Max Yakin Bozek: concepto, piano, sintetizadores y mantras

Producción: A Los Gauchos Psicomísticos del Miasma
Grabado en Krauthaus. Boedo. Buenos Aires, Argentina. CC©2012
Edición de Audio: Ghersini, Ruiz, Corona, Séspedes, Figueroa, Colman
PreMastering y Compresión: Walter Corona
Dirección de Arte & Diseño: Max Yakin Bozek

Noiselab Kabinett en Vivo:
Consola y Sonido: Hernán Corona / Sharpnoise
Escenografía e Iluminación: Marianel / La Wife
Ayuda Constante y Soporte Espiritual: María Rayopineal
Diseño de Objetos e Indumentaria: Santiago Doljanin
Diseño Gráfico: Max Yakin Bozek / Juan Martín García

Agradecimiento muy especial a:
Daniel Melero / Sami Abadi / A Los Gauchos Psicomísticos del Miasma
Sala Alberdi / CCGSM Centro Cultural General San Martín
Laboratorio de Experimentación Sonora (Seminario) / Atari Burroughs

www.atari-b.blogspot.com
www.facebook.com/alosgauchos

12/1/12

Conejosidades

Un peluche decapitado en la calle puede ser un deleite para algunos, al menos para mí. Tal es el caso de "Rogelio, el conejo lumpen que regresó del espacio". La ciencia hace maravillas y deformidades. Mis manos, deformidades. Ahora Chichito tiene compañero de juegos.










10/12/11

Alfonso




Versión 2.0/11 del mismo. Suaves tonos futuristas como un Klaus Nomi subtropical.