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28/7/18

Prueba y olor



¿En cinco años seguirá existiendo esta plataforma?

Me hago esta pregunta basado en el tiempo de vida del blog pronto a vestir un traje de quinceañera hecho con gasa blanca mortajada. Cuando lo empecé no tenía expectativas, lo hacía por inmediatez. Hoy ya no me encuentro en esa situación y por eso ahora pienso que lo que estoy escribiendo podría tener un tiempo de vida útil comparable al de una reseña para TripAdvisor. 

¿Considero más trascendente lo que escribo ahora que cualquier crítica de un usuario random de TripAdvisor?

No. Ambas plataformas pueden caerse, perder sentido antes o después sin importar ni sus usuarios ni sus contenidos, pero las fusiono porque pensé en quienes no les gusta comer. A esas personas tampoco les disgusta comer. Es una actividad sin goce, una necesidad vital y fisiológica asociada al refrán productivo y salubre que imperativamente indica: “Comer para vivir, no vivir para comer”. Me lo remarcaron toda mi vida como si se tratase de una jornada laboral en relación de dependencia en el que por medio de un contrato, queda pautada la entrega de energía y creatividad por un tiempo determinado a un cierto patroncito para que pueda edificarse un jardín inundado de faisanes y pavos reales. 

Muchos años atrás en un texto me proclamé sibarita y no voy a cuestionarlo ahora. El goce que me provoca comer está entre los más elevados y eso me sitúa sobre la muestra colectiva los “Olores de la memoria colectiva” de Cecilia Catalin. 

El olfato está totalmente ligado al disfrute de una comida: primero olfateo, después me llevo esa sensación al paladar. El olor condiciona la valoración de esa comida en un escalón básico, primitivo y esencial. El olfato dialoga antes con la comida y después la desintegra hasta aprobarla y darle pase libre al esófago. 

Catalin trabaja desde la cocina de un químico y sintetiza esencias y aromas que seguramente podrían ser narrados con gran calidad por Miss Tacuarembó o Jean-Baptiste Grenouille. Su colección en el sótano es un inventario de olores que recorren el pasaje “entre las connotaciones colectivas y las memorias íntimas; entre los olores concretos y los olores abstractos”. Un muestrario de boticario que exalta la capacidad olfativa y pone a prueba la distancia que te separa de olores -agradables, insignificantes, desagrables, pasajeros- consensuados. La nariz repleta y satisfecha, afectada por olores y definiciones.

13/5/15

Actitud!!!



Resulta saludable volver sobre un tema que Martín Sastre planteó con humor y algún grado de funcionalidad, en apariencia, años atrás. "Adopte un Artista Latino", una red de trata de artistas menos precarizada, menos elegante que el mecenazgo. Un poco el debate sobre la cuestión regresa con este libro, un "Manual para artistas emergentes", tras preguntarse:

¿Qué es ser Artista Emergente?
¿Cómo y cuándo comencé a serlo?
¿Cómo entro al carrusel Galería, Bienal, Museo, Galería, Bienal, Museo?
¿Qué es el derecho de piso y cuánto cuesta?
¿Hasta dónde debo intimar con un coleccionista?
¿Puedo tener pareja y ser artista de éxito mundial?
¿Esa curadora tan famosa es en realidad agente de la CIA?
¿Puedo ser parte del Lobby Gay siendo heterosexual?
¿De qué debo Emerger?







7/1/15

El patriarcado vaquero del futuro



Haber cursado recientemente una materia llamada “Arte, estado y política” que proponía en su currícula el análisis de la propaganda del New Deal, y en mi caso específico, un parcial sobre Pare Lorentz y la política de Estado de Franklin D. Roosevelt, me permite sentir que cierta basura audiovisual tiene sentido para causas futuras. O bien, para películas de un futuro (obviamente apocalíptico) crudo. Escaso de agua. Contextualizo en base a lo que escribí en instancias académicas sobre esta referencia inicial:

“En tanto, el realizador Pare Lorentz filmó en el marco de una gran ola de producción fotográfica y literaria que buscaba sentar las asperezas de la depresión de los 30's con la “pérdida” como uno de sus tópicos narrativos de protesta social. “La continuidad de pérdida de tierra y agua se destacó por la devolución de las Grandes Llanuras en tormentas de arena”, remarca Terry Cooney, refiriendo al típico lamento ante el desperdicio de la mayor riqueza del continente americano: las tierras agrícolas. Roosvelt convocó al cineasta durante el primer New Deal para su programa de la FSA. Allí realiza “El arado que labró las llanuras” (1936), un proyecto documental que líricamente expone las tormentas de arena -Dust Bowl- que arrasaron y erosionaron el suelo de la zona central de Estados Unidos en la década del 30. A través de la composición de imágenes envueltas por la desolación, el sol y el viento, una voz en off sitúa al espectador desde el prólogo, declamando que “este es un registro de la tierra…”, un documental dotado de verosimilitud del contexto histórico que representa, potenciado por su realismo visual. Dividido en ocho capítulos, repasa visualmente los diferentes estadíos del territorio que va desde la frontera con Canadá hasta Texas. El recorrido de las imágenes, apoyado por la narración, exhibe tierras inicialmente cubiertas por pasto que luego se convertirían en el “paraíso del ganado”, permitiendo la llegada del ferrocarril a las Grandes Llanuras. A su vez, eso dio paso a la llegada de nuevas poblaciones de colonos “que harían el arado a su propio riesgo”, enfrentando las épocas de sequía. La llegada de la Primera Guerra Mundial fue para los colonos una panacea: la exportación masiva de trigo a los países aliados fue una nueva esperanza que dio trabajo y nueva maquinaria, bajo el lema de que “El mundo era nuestro mercado”. Sin embargo, hacia 1933 las tierras volvieron a ser las iniciales, cubiertas por pasto. La devastación llegó con la peor sequía de la tierra, y Lorentz documentó la miseria de los colonos desprovistos de esperanzas. Las Grandes Llanuras, con el viento y el sol como protagonistas, fueron testigos de uno de los “capítulos más trágicos de la agricultura estadounidense”. Como señala Cooney, esta propaganda auspiciada por el New Deal también respondía a la acción estatal a través del programa CCC, que dio trabajo a los “parados” con la creación de un manto conservacionista, plantando árboles como protección contra el viento de los llanos. La propaganda en “El arado…” educaba a la población sobre el uso consciente, equilibrado y racional de la tierra, elogiando los planes de la administración Roosevelt para mejorar la situación de los agrícolas”.

“Young ones” –y no “The young ones”, que fue una serie británica de los 80’s- dispone un western situado en un futuro no tan lejano, con ciertas referencias tecnológicas que si bien puede que nunca se realicen –véase la nota “Volver del futuro”- nos demuestran que efectivamente no están en el 2015. Ernest Holm es el pilar del patriarcado, con su rifle montado sobre la camisa llena de tierra seca y una mirada Clint Eastwood aún verde, sin el componente cautivante. Un hombre rústico, con una obstinación dañina que hasta se torna optimista, y eso trata de inspirar a sus hijos, Jerome y Mary. 

Durante la película la sensación que abunda y que su director Jake Paltrow transmite hasta erosionar la vista del espectador, es la sequía. También la sed. Esa última, es el culo de la cuestión, donde centralizará su atención por el ansia de venganza, un motivo recurrente en materia de westerns. Pero esencialmente del espectador, que prácticamente esperará eso hasta el final, depositando el voto en las manos de quizás el único que pueda hacerlo: Jerome.

La película, como el documental de Lorentz, está divida en capítulos. Cada uno propone de manea lineal seguir la película centrada en alguno de sus protagonistas. Tienen su turno el inmutable Ernest Holm así como Jerome y el novio de Mary, Flem Lever. Los personajes miran ese desierto distópico del mismo modo que podría hacerlo Mad Max, por las mismas razones pero con menos locura y violencia. Las ambiciones son el punto de diversidad, así como la sensibilidad en esa ciencia ficción a veces pasteurizada por el olor a tierra seca, repleta de Dust Bowl. 

La dureza del suelo, el polvo recorriendo el escenario. Robots que parecen salir de chatarreros de Jawas de Star Wars, que apenas tienen alguna mejoría respecto a un animal de carga: la caja negra. “Young ones” no se esmera por demostrar innovaciones tecnológicas, avances científicos, médicos ni de ningún tipo. Simplemente se entierra en una cuestión que forma parte del futuro mundial como lo es la sequía pero que, sin hacer grandes hallazgos, algo que en los 30’s Lorentz ya había trabajado visualmente con el mismo fin sensibilizador: la aspereza desintegradora. Esto es un western para ser visto en tiempos en los que el petróleo sigue siendo el recurso no renovable más importante. Es una historia que no posee amor. Sólo admiración, legado, rivalidad, propiedades privadas, tierras fértiles llenas de grietas por la sequía y venganzas. 

Gente linda, elegantemente sucia con polvo. Algo que puede sustraerse y quitarse con alguna mejora de conductos y canales de agua estatales. Una belleza de ojos claros y cabellos rubios Ingalls con el mismo vestuario de ocasión. Con el antes y el después del crecimiento agrícola revestido en camisas nuevas, cuerpos limpios entre la cosecha de trigo.

Tal vez me haya atraído la representación de esas tierras, ese comercio de trueque que va de alcohol, alimentos a bebés, esos personajes white trash depositados en una tierra sin mucho para dar más que alguna esperanza, alguna distracción como hacer dibujos en la soledad, retratar a alguna chica con la oreja sobresaliendo del cabello lacio y oscuro; apuestas con palomas pintadas a mano; reuniones en una pileta de cemento vacía y noches oscuras y cálidas. 

No hay grandes hallazgos, sólo pequeñas grandes escenas encerradas en capítulos. Una mezcla de sabores y referencias fílmicas, y un paisaje cautivante. Ascensos económicos y sociales quedan también como anécdotas, así como Mary lavando los platos con tierra seca. O como dos hombres deshidratados y sin fuerzas para moverse, en una larga tensión entre rocas y un paraje que podría ser el planeta de Tatooine, toman whisky hasta bañarse con él y lanzártelo en tu cara como una escupida mezclada con sangre y olor a tabaco.

9/4/14

Lecturas


"Cuando leía [Ambrosio, obispo de Milán] sus ojos corrían por encima de las páginas, cuyo sentido era percibido por su espíritu; pero su voz y su lengua descansaban. A menudo, cuando yo me encontraba allí, pues su puerta no estaba jamás prohibida a nadie, entrando todo el mundo sin ser anunciado, lo veía que estaba leyendo en voz muy baja y jamás de otro modo. (...) Quizás evitaba una lectura en alta voz, por temor a que algún auditor atento y cautivado le obligase, a propósito de algún pasaje oscuro, a perderse en explicaciones, a discutir sobre problemas difíciles y a perder así una parte del tiempo destinado a las obras cuyo examen se había propuesto; y después la necesidad de cuidar su voz, que se quebraba con gran facilidad, podía ser también una razón justa de leer en voz muy baja. Sea lo que fuese, y fuera cualquiera el motivo que a ello le indujese, sólo podía ser bueno en un hombre como él".
San Agustín, "Las Confesiones", Barcelona, Editorial Juventud, 1968.

27/11/13

Satélites espías


El paranoico copado con las señales enviadas por el Zenit.
Después se mete en GoogleMap a ver su propia terraza.

Desde su ventana, autopistas cruzándose a la altura de su comedor.
Miles de autos, camiones y colectivos que pasan
se pierden en una llovizna infinita.

El paranoico copado con las señales enviadas por el Zenit, teme.
Piensa cautelosamente cuando tiene que aprobar una foto donde fue etiquetado en Facebook.

22/4/13

Pececito


Porque amamos el reino acuático y todas sus subcategorías. 




Por Jacques Cousteau y Steve Zissou.  
Por Nemo y las viejas del agua.
Por la chanchita enorme de mi abuelo Norberto.
Por las carpas y variedades de peces que intenté cuidar y murieron en el intento. 
Por la eternidad de las aguas vivas. 
Sólo por eso.

25/1/13

El certificado de defunción del líquido





En aquel futuro, cuando dejes de soñar con agua,
abandones por completo tus inundaciones y pesadillas líquidas,
se extenderán por toda la Tierra enormes planicies desérticas y áridas. 
Estériles como corazón de guerrero convaleciente.

Emergerán gigantescos mega hoteles mil estrellas,
casinos poblados por luces convulsionantes,
música random de algún Dj set preparado décadas atrás para tal propósito.

La totalidad del planeta será Las Vegas.

Estaremos perdidos en el tiempo,
el lugar será infinita y pesadamente igual.

No habrá diferencia entre noche y día.
Las yararás controlarán las rutas.
La única clase obrera será el croupier.
La divisa que regirá al mundo será una ficha de plástico blanca.

28/5/12

Mario

Versión 70s de su período de adolescencia, previo a iniciarse en el oficio de la fontantería y de los hongos.

7/5/12

El devenir del futuro


Amo los inventos, los inventores pero por sobre todas las cosas, amo a los grandes inventores con grandes inventos que resultan un fiasco total en la escala Arlt, o por ejemplo, el caso Franz Reichelt y sus diseños innovadores que lo llevarían a la muerte, tal como lo registra este video:



Y gracias a este sitio inglés tenés la chance de ver miles más, como la bañera voladora e invenciones estrafalarias de todo tipo:


30/1/12

Confesionario musical


Confesionario, pero sin la presencia de Jorginho Rial, ni la de Cecilia Szperling ni párrocos de ningún tipo. A modo de agasajo, un banquete a compartir. 

La experiencia de libertad creativa entre un grupo estimado de diez personas es un acto de comulgación mínimamente exquisito. Exquisito y raramente acontecido en mi vivencia; quizás lo mismo suceda para otros. Me resulta muy significativo en este caso poder compartir dicha experiencia ahora. 

Cuando me refiero a libertad, es algo que afecta a cada partícula. Se prende como garrapata a los poros y se manifiesta en total plenitud como un estallido orgánico y espiritual. Como si volaran de repente Las Vegas dentro de un envase utilizado para esferas de nieve.

Hace unos meses -con entusiasmo, recaudo y sobre todo inquietud- empecé un taller/laboratorio/playroom de experimentación sonora que daba una colorida presentación de temario. Gratuito, inicial, prueba piloto. Todas las características definidas como experimentales e innovadoras dadas por defecto como carta de presentación. Además, gestado y coordinado por dos de los integrantes de un grupo experimental al cual sólo había escuchado por la web pero cuyo nombre generaba entre mis contactos respeto. “A los gauchos psicomísticos del miasma”

Me sentí agradecido por la admisión habiendo un cupo limitado y reconociendo mis limitaciones como músico, sumado que era un desconocido para los profesores. Emocionado, desde el momento de completar la ficha de inscripción, poseedora de un grado atractivo de composición. Amistosa pero más filosa que una primera entrevista con un terapeuta. 

Me siento agradecido, nunca mejor expresado en su literalidad, respecto a la sensación de bienvenido para formar parte del inicio y desarrollo del taller. Primero, al poner a prueba mi voluntad y constancia; no recaer en estados abandónicos que acompañaron casi todas las actividades que emprendí. Segundo, por sostener aún terminado el taller la experiencia y poder seguir disfrutándola. 

Un breve paréntesis. 

Nunca hice uno de los ejercicios de base que pedía el taller. Un compilado en CD. Retomando algún análisis retrospectivo de mi relación con la música, daba como ejemplo mis primeros cds, allá por 1994 en Foz do Iguaçu. “Dangerous”, de Michael Jackson, y “Acid eaters” de The Ramones. Esa combinación es parte de lo amplio, relajado pero selectivo que siempre fui con la música. Como hablé alguna vez con mi amiga Irupé, existe obviamente una relación con cierta música a nivel corporal, en otros casos más intelectual y en otros puramente espiritual o intuitiva. O puramente experimental, para crear desde el estado más puro y despojado, con el cuerpo y alma en acción.

Cierro el paréntesis, le pego una patada y me quedo con lo intuitivo, que forma parte de mi búsqueda en todos los aspectos de la vida, sin poder omitir la gran porción de raciocinio que me domina. Eso había comprendido muy bien Hernán Hayet, el único profesor de música al que fui a los 18 años para aprender a tocar el bajo. También entendió y siguió mi simpatía por tocar algo diferente, salirme de lo convencional. Y finalmente también entendió que en un momento me había aburrido de las clases y mi dispersión era muy alta.

La vocación musical siempre fue entre mis actividades, la que tenía más técnica, burocracia y obstáculos para implementar en forma práctica, por ello en la secundaria la tomé por el lado de cantar en varios grupos, o en realidad casi siempre el mismo pero bajo diferentes nombres y leves cambios de formación, pero casi siempre acompañado del hermano Fran. Después de mi primer instrumento –que no fue un bajo tal como había pedido sino una guitarra eléctrica porque el vendedor sugirió que iba a ser mejor para aprender y tocar solo- intenté tomar la iniciativa. El bajo para mí significaba groove, sexo, bajo perfil. Ideal. No quería el narcisismo molesto de la guitarra. Buscaba el núcleo del soul y durante un año, en paralelo con mis clases de bajo, en “La suma debilidad” me relacioné ampliamente y crecí a través de la ejecución del bajo como tal, ensayando una vez por semana, tocando en vivo y haciendo todo lo que hace una banda medianamente convencional, aunque ésta tampoco realmente lo fuera del todo. Pero ese es otro tema, otra canción, otro tópico. Una anécdota cariñosa levemente tétrica.

Dejé el bajo, lentamente. Colmado de polvo y roña. Nunca me acostumbré ni me encariñé de lleno con mi bajo actual siendo el previo del mismo luthier pero de cuatro cuerdas, otro formato, otra madera, otro color. Ese murió despedazado en un trágico acto de arrebato de rabia por parte de mi padre. Creo que el duelo material forma parte del rechazo. Y lo dejé en reposo, descansando verticalmente durante una década.

Hace unos meses volví a tocarlo por sugerencia de un amigo o ex amigo, Matías, de Good time for Dynacom. Quería un bajista y siempre hablamos de hacer música juntos, así que me invitó a probarme a su banda pero obviamente no estaba a altura de la circunstancia ni necesidad musical de ellos, por más simple que fueran de tocar todos sus temas.

La mencionada década –marcada entre 2001 y parte de 2011- me dejó aspectos de creación sonora más que musical. Un disco llamado “Ríos”, hecho con micrófono de pc, bases de Fruity loops y samplers de todo tipo; concebido en la oscuridad de algunas semanas de 2002/2003. Luego de eso un curso de edición musical, la posibilidad de una banda electrónica usando sintetizadores virtuales elaborados por nosotros mismos, emulando un Kraftwerk de Constitución. Abandonado. Retomé con “Pétalo de otoño”, lo más experimental que debo haber hecho donde recurrí a una guitarra criolla, cáscaras de una planta, didjeridoo, voz y flema. Escupir todo mi interior dentro de un cuarto. Escupiendo y vomitando sobre mí y toda la amplitud espacial de esa pieza que fue mi refugio del mundo exterior por unos meses. Todo eso, grabado con el micrófono de un reproductor mp3 en 2006.

Entonces,
¿qué confieso?

Confieso sintéticamente un camino buscado y el goce obtenido tras encaminar mi creación musical a través de lo experimental, no siendo este concepto el que más atractivo me generara a la hora de escucharlo pero logra convocar todo tipo de inquietudes gestarlo. Confieso que encontré un bosquejo de oasis poblado por personas diversas, heterogéneas en sus búsquedas y en su formación (musical y no musical). Un sistema de señas. Un espacio que considerado –o contemplado- desde afuera, me hubiera resultado inaccesible encontrar y permanecer.

Aprender sobre eso y relacionarse desde lo creativo, a veces estrictamente. Sentir esa posibilidad de compartir/se, la idea de ¡No hay banda! ni se sigue una pauta como tal en su concepción ni en su grado de vivencia; sí respecto al grado de compromiso como proyecto. Un punto justo de equilibrio, ese matiz gris tan sinuoso a la hora de atraparlo para los extremistas crónicos.

Entonces, como decía, confieso sentirme lleno de alegría y sentimientos positivos, alojado en un estado de gracia inmenso tocando en ensayos masivos o de grandes ausencias –incluso la propia- o en vivo, ante el bravo calor de las luces y los aires tropicales deformes. En ese sentido, me permito seguir descubriendo, si bien insisto en mi ineptitud musical acrecentada por falta de práctica. Me vuelco con una ejecución económica a compartir y desarrollar una idea colectiva coordinada y ciertamente, muy afortunada. Eso es parte de lo que ofrece NoiseLab Kabinett, o cual sea su nombre tan mutable como su formación; es parte de una idea de libertad a desarrollar. En el sonido, en la vida.

Un hallazgo, como dije antes. Un oasis cuando las inquietudes nunca daban con el espacio para largarse a nadar desnudas en la pelopincho, a la vista de todos los vecinos, maestros, profesores y familiares de mirada severa y criteriosa. Eso, básicamente, es mi sensación de sinestesia provocada por el taller/grupo humanoide/comunión sonora.

8/11/08

Puta



Escupir un “puta” tiene efecto de sablazo. Según cómo se escuche/mire: puede ser antesala lasciva o menoscabo. Ninguna época escapó de rescatarlas de los márgenes y volverlas “obras de arte”: objetos/ sujetos en sí. Quizás una forma más de quitarle humanidad a la mujer. Ya sea para cantarlas, terminar de denigrarlas o marcar supuestas transgresiones.

(Siga leyendo...)

Artículo de Silvana Avellaneda para Ruleta China.

3/10/08

Habeas data

Sres. A
INFORME PSICOLÓGICO DE ADAPTABILIDAD LABORAL

Referido a: Jan Gržinić, 26 años, soltero, argentino.
Posición a la que postula: Analista Semi Sr. de Recursos Humanos
TÉCNICAS ADMINISTRADAS: Entrevista, Wartteg, Dos personas trabajando, MIPS, G 36, Z Test.

DATOS DE ENTREVISTA
Jan es un joven que se muestra como una persona segura de si misma, espontánea y hábil para el trato social. Posee un vocabulario variado acorde a su edad y formación académica. La mayor parte del tiempo se comunica de un modo acotado a lo que le preguntan a partir de un discurso claro y organizado. En algunas ocasiones y frente a preguntas para aclarar sus respuestas, rodea la idea central sin poder precisar o ejemplificar el concepto pedido, limitando la información brindada. Actualmente se desempeña en un U. Desea un cambio porque el ámbito donde se desempeña no posee una línea de crecimiento. Por este motivo aspira a ingresar a X, porque además de ser una empresa de prestigio, le propone realizar tareas que exigen mayor producción de su parte.

MODALIDAD DE TRABAJO
Jan posee un potencial intelectual promedio respecto de su grupo de referencia, aunque su rendimiento es desparejo. El mismo varía de acuerdo al tipo de propuesta y la motivación que ella le despierte. Obtiene una mejor producción, en cuanto a la calidad y cantidad de las respuestas dadas, en aquellas actividades donde tiene la libertad de organizar la tarea de acuerdo a un criterio personal. Lo dicho da cuenta de su capacidad para comprender la información que se presenta de un modo ambiguo y confuso, a partir de lo cual brinda diferentes alternativas de solución posibles. Al momento de abordar una tarea tiende a realizar una mirada rápida de la situación quedándose en lo más obvio y sencillo de ella, sin mayores análisis. Así responde de acuerdo a lo que el criterio práctico y sentido común indican, tomando en cuenta las normas y pautas preestablecidas por el lugar.

En una segunda instancia y bajo situaciones de presión o por requerimiento externo puede involucrarse en el problema de un modo más profundo y aportar nuevas alternativas de solución, incluso con una cuota de creatividad y riqueza. En tales circunstancias es capaz de realizar análisis de variada complejidad lo cual le permite evaluar globalmente situaciones a partir de relacionar las partes que la componen reconociendo las causas y problemas que involucran. Por tal motivo consideramos que demuestra habilidades para desarrollar estrategias variadas de corto y mediano plazo. Cabe destacar que en estas últimas requiere de un superior que le paute y lo enmarque en su campo de acción para que tenga claro que es lo que se espera de él y actúe en consecuencia. Prefiere desarrollar su tarea en grupos de trabajo ya que el estar con otros lo motiva particularmente. En las tareas que demandan un razonamiento lógico matemático su rendimiento se observa francamente disminuido lo cual no se condice con su potencial intelectual.

PLANO EMOCIONAL Y AFECTIVO
En el plano afectivo es una persona que en situaciones laborales habituales tiende a mantener el control de sus impulsos y de su conducta. Si bien en líneas generales se desenvuelve de un modo espontáneo, por momentos se lo observa muy controlado evitando mostrar sus aspectos menos valorados. Brinda una imagen de seguridad en sí mismo que no siempre se condice con sus características internas. Por momentos se muestra algo ansioso e inseguro, al sentirse cuestionado corrige sus respuestas innecesariamente, a pesar de que a veces la calidad de las mismas es adecuada.

Se observa cierta necesidad de confirmación externa como un modo de feedback positivo que le reasegura su posición y el modo de hacer las cosas. Cuando lo recibe aumenta su sensación de bienestar. Si bien es una persona que tiende a tomar en cuenta las pautas y normas establecidas por el lugar en algunos momentos podría ocurrir que tenga alguna actitud algo fuera de lugar de acuerdo a lo esperable para el contexto. Cabe destacar que posee capacidad de autocrítica y en la medida que el ambiente de trabajo se torne estable y medianamente organizado es poco probable que esto ocurra.

Disfruta y valora trabajar en coordinación con otros en pos de un objetivo. En tales momentos tiende a mostrar su idea y puede dar fundamento de ella a pesar de la duda que pueda surgirle. En algunas oportunidades se muestra algo perseverante en su postura y reconoce que puede ser algo difícil de convencer si no tienen argumentos que avalen la posición contraria. Es competitivo, lo cual permite que, si la tarea se encuentra en línea con sus intereses, disponga de un considerable caudal de energía para enfrentarla. Mantiene con la autoridad una relación respetuosa y formal aceptando que le den indicaciones, también puede exponer su disconformidad si no está de acuerdo con alguna medida.

CONCLUSIONES
Considero que Jan es un joven con recursos para desarrollarse en posiciones técnicas que resulten de su interés laboral, haciendo algunas observaciones. Posee un nivel intelectual promedio con un rendimiento variable de acuerdo a la exigencia de la tarea y de la motivación que ella le despierte. Así, eleva su nivel cuando puede manejarse de un modo autónomo, aunque por su estilo es importante que le pauten el marco de acción en el que puede desenvolverse. En este aspecto, posee las habilidades cognitivas requeridas por el puesto.

Es un joven ambicioso y competitivo que desea crecer en ámbitos laborales que le permitan acceder a nuevos conocimientos que le representen un desafío. Algo inmaduro aún, se torna inseguro ante la exigencia y el nivel que aspira lograr. Esto genera que autoevalúe sus resultados. En la medida que reciba un feedback positivo acerca de su labor, la confirmación externa elevará su sensación de apego al lugar y favorecerá futuras respuestas.

Buenos Aires, 05 de Agosto de 2008

(Información obtenida casualmente donde se registra lo sucedido aquel día raro de agosto, pero por las dudas shhhhhhhhhhhhh)