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28/7/16

Parque industrial

Me dijeron que le preguntara a Zurita y una tarde lo hice.

El predio abandonado seguía ahí.
Un cartel apenas legible: parque industrial.
El óxido se desangraba sobre el relieve de las letras
que a su vez formaban otra capa sobre la chapa,
era como un efecto de photoshop entre bollos y piedrazos.

A veces pasaban caballos, lagartos, teros y humanos.
Entre la basura seguía creciendo el pastizal,
algún árbol considerable que terminaría en un proyecto,
en un posible ascenso de la naturaleza sobre la planicie de la ruta.

Zurita nunca me respondió. Estaba fumando en la parada bajo el puente.
Nunca alcanzó a escucharme. No tenía vocación para eso.
Pitaba y miraba el humo que emergía de una parrilla.

Ese verano la brigada contra incendios no paró de putear fuegos controlados.

8/10/14

Comic strip

"Mutant monster beach party"

Comic ilustrado con fotos del género ciencia ficción fumetti realizado por John Holmstrom en 1978.














20/12/13

Paradise Alley


Durante la mañana de hoy estuve caminando por Avenida Mitre, las cuadras previas al Viaducto de Sarandí. Pasé dos locales que parecían cerrados salvando algún guiño de marketing barrial. 
Todos los signos armaban un puzzle con la imagen de desierto urbano: calor, suciedad y organismos invisibles.

De repente, olor.
Una inmensa burbuja de olor que me capturó en su interior para que la olfateara con mayor precisión. 
Podredumbre. 
Una fragancia vil que parecía emerger del contaminado canal Sarandí, condensada en el sopor del aire de estos días de calor. Avanzando algunos metros el olor se hacía más fuerte y podía distinguirse mejor. Era algo muerto. Un perro quizás. Un animal. 
Animales. Personas. Algo. 

Totalmente podrido, desprendía su fragancia póstuma, fermentada, expandida y empecinada en hacerse notar en su totalidad inmunda. 

Ahí recordé "Paradise Alley" (Callejón del Paraíso), un libro que compré a un precio de saldo inverosímil en un puesto de Plaza Italia. Mi lectura de viaje en la que descubro una prosa romántica y descriptiva por parte de Sylvester Gardenzio Stallone, su autor. 

El olor a podrido de los perros muertos de Hell's Kitchen, el barrio de New York donde transcurre la historia en el caluroso verano de 1946. El hedor, la suciedad. Los cadáveres de animales que se pudren, los viejos que piden a gritos desde sus ventanas a los niños que juegan en los callejones que los saquen de ahí antes de que sean peste en el aire. Que se conviertan en retazos diluidos en los pliegues del río, sobras para mojarras. 

Pequeños descubrimientos, rarezas elaboradas en 1978 para sorprender al curioso en el futuro, entre olores nauseabundos, calor y un paisaje poco alentador. Sentir en el aire la prosa que poco después quedaría inmortalizada en películas como RockyParadise Alley.

12/4/13

Tour de France








Agradecimientos: al apoyo involuntario de los chicos, Francia, Robert Capa, Kraftwerk, el pixel y Google. Sin ustedes, nada de esto hubiera sido posible. 

11/4/13

Saguenay



El combate duró aproximadamente una semana,
quizás dos sin tomar consecuencias severas sobre ello.

Entre la furia propia y el anhelo de sangre de los enemigos -mucho más numerosos-,
destinaba para mi interior todo el café posible contaminado de cigarro
para vislumbrar la mejor estrategia posible.
Que los aliados nunca se quebraran.

Dominar un lago con una flota imponente
o destrozar los puertos con artillería pesada pero efectiva.
Caballerías y soldados a pie embestiendo la furia de los imperios
de colonias mal construidas y con el sólo propósito de mantenerme en pie
con mis aliados suplicando claudicar el combate.

Una buena ciudad amurallada.
Un ejército en sus afueras provisto de variedad y cantidad hombres
resguardando zonas críticas.
Una buena economía de colonos productores
y una fábrica productora de madera.

El efecto devastador es instantáneo.
Los cigarrillos se consumen más pronto que el café tibio.
Mi conquistador ruso proclamado victorioso entre caídas y levantamientos
con los mejores puestos comerciales, las mejores aldeas indígenas.

Salir a la calle es difícil cuando todo tu imperio no puede terminar una batalla
y esa batalla se llama Saguenay.

Vos sos tan cobarde como tu conquistador,
impedido para salir a esas tierras que llevan siglos de sangre y muerte.

Ellas necesitan de un caballero pacificador
pleno de energía, vital
y con la mente clara y precisa.
El corazón dispuesto a amar y cuidar.

Saguenay, una pausa al planteo sobre la vida
entre los ruidos de destacamentos
y civilizaciones desmoronándose trágicamente.

Hacia el mundo paralelo, el más real de los visibles,
el campo de batalla más infranqueable a atravesar.

4/8/12

La nave exploradora y las aventuras espaciales del Capitán


Dedicado a la dulzura necrofílica del Capitán del espacio, Angelito y su magia titánica. 


Hoy quisiera viajar.

Viajar de veras y verdades como nunca hice,
como pocas veces sentí la necesidad.
Salir de casa, o de pronto ir al patio
y tener un cohete espacial esperándome en mi jardín.
Que esté cubierto de rocío, lleno de ramitas maltrechas y frutos secos.
Viajar como aquellos niños exploradores en los 80s
descubriendo magia en la ciencia
a través de revistas de catálogo
o cosas concretas:
maquetas sci-fi en Thunderbirds,
imágenes de Conozca más,
la voz de Jack Paladance doblada al español,
una colección de mi padre de cartas ancestral de historias marcianas ,
secuencias extraordinarias del Cosmos de Carl Sagan,
autopsias a extraterrestres en video VHS.

Con todo ese instrumental
proveerme de la mejor nave y partir solito.
Aventurarme como nunca contra todos mis miedos
contra todas las gravedades
contra todas las seriedades.
Tocar el culo más oscuro del espacio
hasta la profundidad y abrirlo totalmente:

Sentirme
al fin,
parido.
Eyectado hacia el medio de la nada.

Y que ese sea el espacio, cubierto de luces de neón,
escenografías baratas de sitios increíbles,
planetas deformes y de colores estridentes
de los que nunca recuerdo sus nombres exactos.
Ver entre el paisaje astronautas perdidos,
satélites obsoletos de la URSS o Estados Unidos,
robots trepados a chimpancés y perros
o viceversa,
con música de Vangelis en cassette obrando como cortina musical.

Entre todos esos incidentes
de cosmonautas y ficciones increíbles
sentir cómo eyaculan esos planetas imaginarios,
esas galaxias lejanas,
un chorro impresionante de dulce de leche
desparramado entre capas abundantes de chocolate
y cómo todo eso lentamente cubre por completo el cosmos,
como si se tratase de The Blob
devorando a Carl Sagan, Jack Paladance,
Ripley.
Todos y cada uno de ellos,
envueltos por una cantidad desproporcionada
asfixiante
superflua
de dulce de leche y chocolate
derritiéndose al instante con toda la maravilla del sci-fi artesanal
como el de las maquetas de aquellos triunfantes capitanes de Thunderbirds.

Mis sentidos colapsados con el recuerdo de Quilmes
y mi primera ingesta del Capitán del espacio
como un debut epicurista,
acto iniciático de un brebaje druida
empalagoso,
gula salvaje de la cual nunca me desprendería.

Magnánimo, el Capitán mirando solemne como una figurita
propia de una infancia anacrónica que no me corresponde
y sin embargo se apropia de mí.
Una porción de la infancia nunca vivida pero deseada
como mi nave exploradora.

El Capitán victorioso saliendo entre todo ese conjunto de dulzuras
vistiendo de un dorado plástico como envoltorio
con una presencia de falso 3D o en tres capas,
despegando con su nave o volando como Mighty Mouse
bañado en las victorias galácticas del dulce de leche
y esparciendo más chocolate a través de sus puños mágicos,
alimentando todas las bocas furiosas de la humanidad,
alienígenas y galaxias hasta saciarlos,
ensuciarles las comisuras de sus bocas
con un sabor vicioso difícil de despojar.

Y yo seré testigo,
pequeño testigo en silencio,
aventurado en mi nave exploradora 
comiendo la eternidad del espacio
en forma de alfajores triples.
Alentando épicas galácticas
de eras improbables,
venerando la figura de un Capitán dorado
manchado por dulce de leche. 


Nowhere Man by Gershon Kingsley on Grooveshark

10/12/11

Alfonso




Versión 2.0/11 del mismo. Suaves tonos futuristas como un Klaus Nomi subtropical.



26/11/11

Las aventuras del Pato Ñato




Una mañana de encanto tropical,

                                 un Señor Pato.

Pato instántaneo de la naturaleza seca y muerta
                          de la glicina
                          de su hoja diminuta, escurridiza
                          de achicharrada y mustia

     adherida, de pronto
                                     al tejido
                                como enmarañada -¿no?- a un conjunto de encaje de tela arácnida
                                                                      precisa, simétrica

  con el




apenas golpe tibio del viento del mediodía,

se bambolea

                                          un poco así, un poco asá

             como sellando un pacto

invisible

con aguas

invisibles

de la laguna Saladita.


O, me equivoco. Puede ser gallareta, juzgaría mi padre.

Dudo

A ver,
me cuesta

               distinguir y diferenciar del todo: pico, plumaje y etcéteras

Mi acceso al ojo ornitólogo es limitado



así que,
concluyamos en Señor Pato. Sin Pato Ñato.

                                                                           Eso es cosa de niños. De otros pasados.
                                                                           De enanos que no llegan a la altura de la ventana
                                                                             y Jamás
                                                 -con el acento marcado / utilizado / exagerado en el País de nunca Jamás-
                                                                                podrían llegar a verla.




                           (excepto que se monten en una silla, pero descontaremos esa posibilidad)

      

Bonus pic, Felipa. Tampoco llega a apreciar la bella aparición del Señor Pato. Por petisa, no por felina.

30/9/11

Autobombo




Se agradece el hallazgo a Clara Cattaneo, mi versión altiplana/sueca ya era algo obsoleta. El tema es de Jenny Lewis y se llama See Fernando.