Una mañana de encanto tropical,
un Señor Pato.
Pato instántaneo de la naturaleza seca y muerta
de la glicina
de su hoja diminuta, escurridiza
de achicharrada y mustia
adherida, de pronto
al tejido
como enmarañada -¿no?- a un conjunto de encaje de tela arácnida
precisa, simétrica
con el
apenas golpe tibio del viento del mediodía,
se bambolea
un poco así, un poco asá
como sellando un pacto
invisible
con aguas
invisibles
de la laguna Saladita.
O, me equivoco. Puede ser gallareta, juzgaría mi padre.
Dudo
A ver,
me cuesta
distinguir y diferenciar del todo: pico, plumaje y etcéteras
Mi acceso al ojo ornitólogo es limitado
así que,
concluyamos en Señor Pato. Sin Pato Ñato.
Eso es cosa de niños. De otros pasados.
De enanos que no llegan a la altura de la ventana
y Jamás
-con el acento marcado / utilizado / exagerado en el País de nunca Jamás-
podrían llegar a verla.
(excepto que se monten en una silla, pero descontaremos esa posibilidad)
Bonus pic, Felipa. Tampoco llega a apreciar la bella aparición del Señor Pato. Por petisa, no por felina.
Hoy se despertó definitivamente poeta, señor Fernando...
ResponderBorrarMe desperté afilado, eso sí! La foto es increíble.
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