24/2/10

India Song



Sábados 6 y 13 de marzo, a las 16:00 hs.

El Auditorio de Proa proyectará en su formato original de 16 mm el film India Song (1975, 120 min.), escrito y dirigido por Marguerite Duras.
Calificada por la crítica como “la obra más personal” de la escritora y cineasta francesa, el largometraje India Song recrea las trágicas historias amorosas de Anne-Marie Stretter, la esposa de un embajador francés en la India colonial de los años 30. Cuatro voces narran la relación de Anne-Marie con sus amantes y su dramático suicido en el Océano Indico.

El film es una adaptación de la renombrada obra de teatro homónima de Duras, publicada en 1973 y considerada como uno de sus trabajos más célebres.

La proyección coincidirá con la videoinstalación Marguerite Duras India Song, de Alejandro Cesarco. En su obra, exhibida en el marco de la muestra Otras Voces, el artista conceptual reinterpreta la película en una propuesta contemporánea.

Cine Detergente (o vamos los pibes, carajo)

Sin dudas, nada más escabroso y perturbador que esperar en la morbosa clandestinidad de la piratería aproximadamente cinco meses para verificar que una buena película de terror contemporánea española tiene su origen fundacional / argumental en un gusano de tequila. 

De más está decir que todo se fue al pozo ciego: el cura oh eminencia del Ministerio de Salud por el Combate contra los Posesos, que comanda un escuadrón corte counterstrike de cyber a las 7 de la matina - sin olvidar al argentino que aporta humor arengando por Kempes y sumando típicas riñas futbolísticas de quién la patea más glande - y como si fuese poca la cosa, el catolicismo tiene un protagonismo ridículo que desmorona lo bueno que existió en una primera entrega. 

Sin dudas, ahora sí estamos ante una película española, nada más evidente que esta secuela (de mala hostia).


Se viene a mi memoria, producto de una asociación libre o como bonus track de mi memoria residual, Honey, I shrunk the kids y en contraposición con Rec 2, la siento una película íntegra, madura y hasta más reflexiva. Hasta tiene más sustento argumental y terror durante la persecución de los insectos gigantes en el jardín.

14/2/10

13/2/10

Acerca de la importancia de la gramática en la pornografía sentimental















En una crítica sobre Precious hecha por Manuel Yáñez Murillo para la revista digital Otros Cines, hubo un pequeño furcio que un agudo y corrosivo lector supo detectar y aprovechar para hacer más agradable la seriedad del enfrentamiento de detractores y defensores de la película.











Jó.

7/2/10

Mercurio, azufre y sal


En la época medieval, los alquimistas consideraban que toda sustancia se componía de tres partes: mercurio, azufre y sal. El mercurio es la sustancia húmeda nacida en la semilla de todas las cosas, el azufre es el fuego celeste que genera la forma interior de lo más profundo de la materia y la sal es el asiento fundamental de toda naturaleza. Estos tres principios forman un átomo energético primitivo de donde fluye el universo entero.

Estos componentes representaban lo que comúnmente se llama al espíritu, alma y cuerpo. Tres elementos crudos que hacen de algo diminuto algo increíble.

Me interesa esa relación entre materia y energía. Me gusta pensar que a esta energía se le puede poner forma y color y plasmarla en mis dibujos. A su vez, la relaciono con la idea de la mujer, de una mujer, de mí misma, concibiéndome como un resumen completo del universo o macrocosmo. Un microcosmos en donde todo puede suceder, donde sueño y realidad conviven en una misma imagen y tanto la materia como la energía están presentes.

Irana Douer nació en Buenos Aires, Argentina en 1984. Recientemente terminó la Licenciatura en Artes Visuales con orientación en pintura en el IUNA, donde se ha formado con profesores como Gabriel Baggio, Patricio Larrambebere, Rodrigo Alonso y Alfredo Portillos, entre otros. A pesar de que ha participado en varias muestras internacionales y ha tenido una muestra individual en USA, esta es su primera muestra individual en la Argentina.

Trabaja freelance como ilustradora y ha participado en libros de ilustración de nivel internacional, como Victionary y Cream Magazine, y ha ilustrado para diversos proyectos en distintas partes del mundo. Al mismo tiempo, cura y edita Ruby Mag, revista de arte online que compila el trabajo de diferentes artistas de todo el mundo en una publicación mensual.

www.flickr.com/irana
www.keepinmind.com.ar

Ceferino era uruguayo (o la danza de las algas marinas)

Si exisitiese un destierro para mí, o en todo caso, tuviera que exiliarme, hoy eligiría como destino el departamento de Rocha. Despojarme de cualquier ambición helada y hundirme en el mar frío, raspar mis pies contra la conchilla salvaje y las rocas filosas. Sentir durante la noche el acecho, el ojo curioso del faro y dejarme perder en las calles angostas hasta terminar en alguna playa oscura. Inundar mi cuerpo de la fragancia silenciosa de las hortensias, desayunar en algún carrito las comidas más contudentes y cargadas de triglicéridos que he visto en tiempo.



Untar mis manos y volver a dibujar el trazo sinuoso en las hojas del cuaderno de tapa marrón y ver, ocasionalmente canales de cable - el mismo cable que se conecta a esta casa - para esquivar el día o la inmensidad de la noche. Darme a la danza de las algas y sentirme con hambre. 



Hambre del espíritu que tira por dentro y desea salir del agotamiento del cuerpo. De las estructuras de soporte, de la locura del día, de los humores de la humanidad nefasta, de la vorágine vampírica. De los reflejos cansados y las acciones estereotipadas. Ir en marcha con los albatros hacia donde sea. 

Descansar la vista bajo la sombra de cualquier árbol y sentirme más anónimo que en Buenos Aires.
Sentirme extranjero realmente y descubrir otras simplezas y complejidades en el aire. Otros componentes a los habituales que van consumiendo la belleza.

Ceferino estuvo presente en Uruguay. Su vida de indiecito pro occidente, monástico, elegido para reinvindicar una paz que nunca existió. Una paz que se presentó en tantas oportunidades en Rocha. Sin tantos vicios europeos, sin aguardiente, timba ni escenario para el acoso y el ascenso del corpus Christi. 

Mi vía cruxis llegó hasta Punta del Diablo, un paraje ideal, donde uno siente encajar a la perfección con el idioma carente, la vida ausente y los sonidos del hábitat. Los visitantes de temporada quedan fuera del encanto, o lo alzan cuando es necesario.



Pero ser turista es parte de eso. Volver. Retornar del placer de los 45'' del cigarro al trabajo de nuevo. Volver a los vicios, el smog, la crudeza del aire, el calor. Volver a sentir ambiciones sin límites ni propósitos. Volver a sentirse perdido pero organizado, con una agenda completa de actividades y un itinerario no cómodo, pero sí funcional a la comodidad del mundo. 



Ahí el indio palmao lleno de enfermedades papales, puede ser canonizado. Será un santo varón para la alegría de algunos vendedores de estampitas. Ahí siento la gravedad del mundo y quiero perderme como antes. Perderme en serio, en lo desconocido. En el misterio. En la belleza. Olvidar los tiempos y el capital humano siniestro. Sentirme rodeado de árboles, casas de paja pequeñas, aguas vivas noctámbulas y dulces de leche cremosos y cualitativamente más sabrosos.

Dejar que el renacer se vuelque sobre mí en su amplitud devoradora. Volver al campo de exploración. Dejar las nimiedades por un instante que dure toda la vida. 

Que pase bien.