8/5/10

Las empresas bicentenarias que la revolución impúdica nos dio


No asumir errores, sin dudas, es parte de una cultura de trabajo perfectamente idiota y caníbal. Supongo que la única forma de empezar a "hacer bien las cosas" deba ser que los altos cabezas -entiéndase por ello las jerarquías más nobles y castas- que comandan dicha empresa, asuman finalmente que tienen una corporación de mierda.