Esos, tus labios, se ensanchan y te consumen de nada,
como bostezo matutino devorador de ancianas,
con el toc toc de las pulsaciones
operando con base y centro subterráneo
desde la intensidad
desde la brutalidad del casi wild west.
Se expanden; siempre abiertos.
Sugerentes. Bronceados. Húmedos.
Esos labios están llenos de sexo y amor.
El pigmento más intenso, el amor.
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