27/9/08
Activia
El tránsito lento no se puede eludir un viernes por la tarde (casi noche) ante cortes de avenidas, trotes imposibles por microcentro, ataques de vendedores de Hecho en Buenos Aires y demases. Así que me perdí el comienzo de La mujer sin cabeza, primer película que veo en cine desde 2005. Y como recién le comentaba al Señor Cosa por teléfono, tendré que pagar nuevamente la entrada y ver el accidente en la pantalla para luego retirarme tan satisfecho como lo hice ayer (o más). El orden de los factores, jamás altera el producto.
Etiquetas:
Celuloidefilia,
Reflexiones
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