Aprendí a leer en Buenos Aires
de tarde, no recuerdo.
Consumí con tenedores de plástico
mi carne
siendo antropófago de mi propia piel.
Quisiera ser Juan BuenHombre
Tal vez ser un T-Rex!
y dormitar en lo profundo de un sueño
junto a un cienpies!!! ((tal vez ser un entomólogo))
Entre verdades disímiles elaboradas una y otra vez
escribiendo y alargando el sonido de las palabras
con qué fin?
Arde en llamas el manantial más claro
lato cada corazón que se contornea en mis manos.
Bienaventurados sean aquellos
que entre la ambivalencia de sus acciones
tartamudean al clavar sus aguijones al pánico.
Yo como pánico
envuelto y con buñuelos.
Rezo en una ostia de pelos y hedor
pues hoy no rezo.
Sólo soy migajas del pasado incocluso en el que me creé
un rocío primaveral que serpentea en la vanidad de las mentes
en los espejos de los músicos
en las letras de un diario de mujer.
Y callaré mi masticar agitado
el que tanto repugna a las señoras.
Daré paso a los niños
haré el sendero de cal
y dormiré en sus bolsas, ahuyentando a sus fantasmas.
Y mi demonio, dormirá em el patio
junto al cesto de basura
hurgando su nariz
vomitando el barro del oro.
Deshojando las últimas entregas de correo
de un ikebana mal hecho.
Y ahora,
enceguecido hasta mis cesos
esta tarde olvidé cómo es leer.
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