Ahora no ves bien, pero tenés una plaza al lado.
Está vacía. Hay un rincón donde se trenzan a la altura del monumento una variedad de hojas de palmera. La vereda está cubierta por una identidad difusa de manchas de pintura o alimentos que forman una red carpet donde se amontonan las palomas.
Ahí abriste los ojos, pienso. Estás acostado en un asiento cubierto de mierda, intenté advertirte. No importa. Óleo y aceite para pintar un sábado cuando te aburras de escribir. Te sacás esta ropa y la usás de material. Te usás a vos mismo como material, te convertís en lienzo, en mástil, en héroe o en vos.
Te huele un perro. Ya está, perdió interés. Todos perdemos interés y nos dedicamos a otras cosas. Nos internamos en la complejidad y nos alejamos de lo importante. Nos convertimos en nuestro propio alien alimentándose en el abdomen.
Ahora te mira un croto; cayó un grupo de amigos con una pelota. Podés seguir sin ver. No te levantes, no te preocupes, todo va a estar bien.
No tengas miedo.
Ahora no ves bien, pero tenés una plaza al lado.
Y demasiado afortudo hayvqur sentirse de tener una plaza al lado con el predominio del cemento que tenemos hoy en dia en ciudad de buenos aires.
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