El recuerdo de mi abuelo materno, Norberto Gerónimo, que se acercaba cuando estudiaba o leía líneas de apuntes con la mente volando y repasando fantasías:
-Algún día vas a tener una placa en la puerta de tu casa y los que pasen van a decir ése es el doctor, el nieto de Borzese.*
Lo más cerca que estuve de sentirme doctor era cuando el Meister Bonansinga me llamaba así; complicidad profesional, claro. Y obviamente también lo llamaba así a él. Entre doctores nos entendemos.
Mi padre el inyeniero (diría Incardona), una eminencia en el campo de la química a pesar de que no se le reconozca como tal. La última materia -y única previa que tuve en mi vida- del secundario fue química orgánica; eso fue durante un año muy extraño y complicado lleno de infortunios. Nunca hubiera imaginado que en 2006 comenzaría a trabajar en la Universidad Obrera Tecnológica, o la UTN, como se la llama hoy en día. Menos aún que una semana atrás la dejara para adentrarme en la planta de Florencio Varela de Alpargatas (¡sí, tan ochentoso es el recuerdo!). En fin, ahora me incorporo un poco más a la extraña industria del calzado y textil (entre los miles de cambios que vivió en sus largos años de vida y muerte y contradicciones corporativas) entre conflictos ideológicos, presiones para absorber información y convertirme, Dios quiera que no, en el personaje de Franck. Y así recorrer quinientas millas o más de quinientas millas para llegar al campo en Gutiérrez y sentir el frío de la belleza más desnuda, aún más al sur. Hacia donde siempre quiero ir. Ushuaia, cada vez estás más cerca.
* También decía abogado. Alternaba la profesión según el humor que tuviera.
-Algún día vas a tener una placa en la puerta de tu casa y los que pasen van a decir ése es el doctor, el nieto de Borzese.*
Lo más cerca que estuve de sentirme doctor era cuando el Meister Bonansinga me llamaba así; complicidad profesional, claro. Y obviamente también lo llamaba así a él. Entre doctores nos entendemos.
Mi padre el inyeniero (diría Incardona), una eminencia en el campo de la química a pesar de que no se le reconozca como tal. La última materia -y única previa que tuve en mi vida- del secundario fue química orgánica; eso fue durante un año muy extraño y complicado lleno de infortunios. Nunca hubiera imaginado que en 2006 comenzaría a trabajar en la Universidad Obrera Tecnológica, o la UTN, como se la llama hoy en día. Menos aún que una semana atrás la dejara para adentrarme en la planta de Florencio Varela de Alpargatas (¡sí, tan ochentoso es el recuerdo!). En fin, ahora me incorporo un poco más a la extraña industria del calzado y textil (entre los miles de cambios que vivió en sus largos años de vida y muerte y contradicciones corporativas) entre conflictos ideológicos, presiones para absorber información y convertirme, Dios quiera que no, en el personaje de Franck. Y así recorrer quinientas millas o más de quinientas millas para llegar al campo en Gutiérrez y sentir el frío de la belleza más desnuda, aún más al sur. Hacia donde siempre quiero ir. Ushuaia, cada vez estás más cerca.
* También decía abogado. Alternaba la profesión según el humor que tuviera.
Me parece que Pola finalmente me jaque-oh mi blog. Ya lo veía venir. Salen carteles raros, desaparecen imágenes...pronto estaremos trabajando en eso.
ResponderBorrarIng. Grzinic
jajaja! me causo gracias este post, ingeniero
ResponderBorrarqueres que nos venguemos y le jaquemos el blogg juntos?
bizou!
Intenté ser serio, che.
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