Nos han traído el fuego robado,
ahora somos las criaturas que no tememos al anochecer
somos titanes, hijos del Olimpo
Hemos destronado a Urano de su astronomía
a Cronos, de su reloj de arena, quebrado por el más ruin golpe humano
Somos el hígado, alimento de halcón
ciclo eterno de castigo
Seremos ladrones de Dioses
Vencidos eternos
Llamas flamantes del arte
venida a cenizas con pulcritud
Sin Dionisio en la mesa, portando la bebida
al amparo de la desdicha de Zeus
olvidados en tierras de experiencias europeas
Tal vez, Eros
con amor
O ladrones, como Prometeo
comido el hígado lleno de bilis
desparecerán los miedos
Sucumban al mar sus vanos deseos...
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