28/8/04

flor de anochecer

la invitación de rojo decía puntual
él lo fue, incluso se vistió de gala

la casa estaba algo pálida, ni siquiera la luna
olía a perfume, a miles de sombras perfumadas sin gusto
él no tenía fragancia, estaba bañado en el atardecer

no recordaba quién lo había invitado, perdió su nombre en el viaje
ató a sus pies los panfletos que lo declaraban anónimo
aquel que se siente centro de atención
en la más perturbadora y exquisita búsqueda de un trago compañero

había escaleras, finas y alzadas al cielo, esperando ser pisadas
las alfombras estrenadas, conservando las pelusas sueltas del primer segundo
y estaba él, aterrado por las muchedumbres, los grupos alistados
en ejécitos que comían y bebían con mucha parsimonia
semejaban gozar de su incómoda situación, se relamían de su soledad

hubo un rincón
tal vez bajo la trinchera de hombres
allí estaban los ojos más tristes
aquellos que miraban por sobre el desfile de criaturas militares

se acercó, quería embellecerse de su mirada
aquella que sufría, lloraba en silencio
la resistencia del lagrimal a obrar
por miedo a jamás detener su labor

se convirtió en su propio sirviente, agachó su cabeza
reclinado sobre la dama, sujetó el viento que estallaba frente a ella
la miró, como aquel que teme a quien observa
y se presentó, como un humilde sirviente, de su propia persona

ella usaba una silla con ruedas, desgastadas por la fricción con el suelo
dormían sus piernas en la quietud del descanso de la silla
no se movían, estaban por demás muy bien vestidas
él admiró sus pies con el temor más bello

fueron amantes, desde aquel primer día
distantes a los ejécitos diversos, que se alimentaban a su alrededor
conservaban la natural inquietud el uno por el otro
no querían quebrar la delicada unión de amor en forma de himen
aquel los hacía estar apretando sus manos en las tardes dulces

él la llevaba a pasear empujando su silla
cada día, se bañaban juntos en el atardecer, en algún jardín
se miraban a los ojos, descubriéndose las lágrimas encerradas
esforzando el cerrar de los ojos, agrietando las mejillas
reían, como niños

ella le pedía caricias, en su espalda blanca perfumada
donde nacía el lunar, donde las cosquillas eran delicados golpes de risa
le pedía que repitiera una frase...
cada mañana, contemplo tus pies y los beso,
para que camines más lento
no te apresures, así no pueda perderte de vista...
y él siempre la pronunciaba, cambiando los tonos, según el color del cielo

una tarde de enero, hizo un día de gran calor
aquel en que se suda luego de bañarse
en el que los ojos duelen por la sal del cuerpo

él se detuvo en la caminata, dejó de empujar la silla
dejó a su joven bajo la sombra de una orquídea gigante
recordó el encanto y pasión de la célibe relación con su dama
sólo los besos que se obsequiaban entre efímeros abrazos
en los atardeceres en que solían bañarse

encontró una flor de anochecer
una que estaba dolida en sus pétalos
carcomida por los insectos
viva entre una ola de sequía en el jardín

la tomó entre sus dedos y la observó frente al acantilado
pasó un grupo de morenas, que se enroscaban en sus labios gruesos
conversaban de puntos de coser y tartas de ricota
él se aferró con todo su cuerpo a la flor, por miedo a que se la quitaran
de que la robaran las miradas de las mujeres


su cuerpo se desvanecía frente al acantilado
aquel donde se arrodilló mirando al vacío

las manos de ella cayeron por su hombro bajando a su cuello
estaba parada frente a sus ojos, transparentes de sorpresa
le concedió un beso en la frente transpirada
tomó la flor de su mano
observó la profundidad del acantilado y sonrió

sentó sus piernas en su silla, él se le acercó asombrado
apoyó sus manos en las manijas y volvió a empujar
aún extrañado, con sus cabellos secados del estupor de su espíritu
cedió a recitar la frase a su dama, que miraba la flor recostada sobre sus piernas

5 comentarios:

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  2. Perdon aurora, no quisiera entrar en debate con usd, ya que no se quien es, pero la realidad no siempre es tan bella, y fernando es un encargado mas que propicio como para embellecerla. Ademas de que me disgsutan los coomment, personales.

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  3. esto no es realidad, tampoco me molesta ningún tipo de comment. pero para ser sincero, no tengo necesidad de escribir ni lo que me gustaría que pase en realidad, ni absolutamente nada en concreto, escribií ésto, salió ésto, para otras cosas a hablar, está el mail. besos.

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  4. su extraños cuentos señor jan me asemejan sueños donde soy invitado a espiar...( yo le sacaria las tartas de ricota y puntos de cocer, de las morenas- aunque es un toque casi humoristico para la melancolica y hermosa historia, tal vez necesario. igual un gusto es leerla...
    chi

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