30/11/08

Indiana, you, me and the fate of Atlantis



El sábado amanecí viendo un pichón de zorzal muerto.

La invasión de babosas y hormigas hizo desastres.

El calor se despidió por las ventanas y se autoinvitaron el viento y el agua. Alguna babosa arrastrando su propia mierda en la cocina. La locura de caminar por el centro de Avellaneda con agua hasta las rodillas y viajar en un colectivo anfibio no es nada a menos que ingrese en una calle fuera de su recorrido y haya vecinos hartos del agua en sus casas y que revoleen botellas y piedras al transporte mientras pasa, proyectiles que rompien cristales y asustan a sus pasajeros. Se oyen los siniestros del chico electrocutado, mientras con las ojotas más resbaladizas y bailarinas se trata de zafar de las bocas de calle y cáscaras de bananas. También de los cocodrilos y pirañas.

Agua. Qué cosa hermosa. Lluvia. Me estaba cansando este verano prematuro.

Escuchar tranquilo y fresco la radio que desconocías totalmente que te invita a hacerte amigo a través de Facebook es raro. Y escucharla y que te guste es todavía más raro. Y que una radio sea amistosa con uno me hace pensar en temas de Queen, Carpenters o Ramones. Nunca tuve relación alguna con la radio, salvo pequeñas excepciones. Se me escapan algunos privilegios.



El reemplazo de Romeo (a.k.a. Misha) vino luego de la visita de mis padres. No tiene nombre por ahora y como es costumbre de la casa, nos cuesta adivinar cuál es su sexo. Creemos que es felina. Y es muy trola y mimosa. Estamos traicionando a nuestra huésped predilecta.





Mi madre me dio la noticia más terrible y conmovedora del reino animal en tiempo: una de las tortugas de agua del estanque que tienen en su casa al parecer está enferma; suponen que se trata de un resfrío o algo símil. La llevaron de una veterinaria a la otra y allí fue cuando mi madre me dijo que vio que el animal se puso a llorar. Y el veterinario la miró y lo confirmó. La historia del camello que llora ya no es importante a esta altura. Sólo importa que la criatura de agua dulce vuelva a comer pronto y se recupere.

Hoy me di cuenta viendo Rois et reine que mi kiosquero favorito del universo es muy parecido a Mathieu Almaric.



Ah! Quiero ver Gummo. Cómo me gusta publicar sandeces, Dios!

4 comentarios:

  1. Si tu kiosquero favorito del universo fuese muy parecido a Mathieu Almaric ira todos los días a comprarle algo :)

    ResponderBorrar
  2. No viste gummo? Sos alto salame.

    ResponderBorrar
  3. Claro, yo por ese mismo motivo iba a comprarle todas las mañanas y tardes cigarros. No era por otra razón. Quería levantármelo, pero no hubo sex appeal. No hubo piel. No hubo química. Hubo estática simplemente, y buenas ondas expansivas. El cine está fuera de mis alcance y sus símiles estrellas también.

    ?( - - )? lindo dibujito, no?


    Mamerto, no rompas las bolas. Que quiera ver algo, no quiere decir que vaya a verlo. Con decirte que quise hacer el servicio militar en Italia, te aclaro que capaz nunca en mi bendita vida vea Gummo, aunque la tenga a dos cms. de mi alcance y dudo que afecte mi esporádica felicidad y sabiduría contemplativa. Pero en lo de alto salame por cualquier otro motivo que no sea ése, tenés toda la razón.

    Besos al quiosquero.

    ResponderBorrar